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Los Guaracheros De Oriente.

30 Oct
Los Guaracheros De Oriente.

Para hablar de los Guaracheros de Oriente.Hay que empezar por el santiaguero Antonio Fernández “Ñico Saquito” discreto como cantante y guitarrista, pero el mejor compositor de guarachas que haya producido Cuba. un reportero de nuestra vida cotidiana, un maestro de nuestra idiosincracia. Ñico se movía entre Santiago de Cuba y La Habana siempre componiendo y formando grupos según se le presentaban oportunidades. En la estela de su fabuloso éxito Cuidadito Compay Gallo, funda en 1940 el Conjunto Compay Gallo y entre otros músicos tenía a Florencio Santana “Picolo” oriundo de Sagua La Grande, Las Villas, que llevaba algún tiempo en La Habana. Excelente segunda guitarra, con una profunda voz de barítono que ni mandada a hacer para segundo en un dúo. El conjunto se disolvió y Picolo conoció a Gerardo Macías “El Chino”, que estaba en La Habana desde 1933, procedente de su natal Morón en la provincia de Camagüey. Magnífico guitarrista que de adolescente tocaba ya el repertorio de la guitarra clásica española y que dominaría la trompeta también. Se juntaron y comenzaron a tocar en “El Baturro”, una popularísima taberna que visitaban todos los artistas y celebridades en La Habana.

Ñico decide fundar un nuevo grupo que titula “Los Guaracheros de Oriente”, en el que primero ingresa Picolo y poco después Macías. La primera voz del grupo no era fija. Ñico lo que persigue es capitalizar en discos y actuaciones personales el éxito de sus composiciones. No quiere que le suceda como con Cuidadito Compay Gallo que la aprovecharon el Trío Matamoros y otros. Como su voz no es de solista, inteligentemente forma un núcleo en que Macías aporta la guitarra prima y voz tercera, Picolo guitarra Segunda y voz Segunda, y Ñico maracas y voz en el coro. Para las grabaciones, reforzaban el grupo con un bongosero. Y para las primeras, usa un cantante bien conocido en aquel momento, Máximo Sánchez “Bimbi”, que desde 1937 al ‟43 había llevado con mucho éxito su Trío Oriental. Todos los números que grabaron fueron éxitos, Silverio, Facundo y la luna, El jaleo, Adiós Compay Gato y El muñequito. Después tuvo el grupo un cantante que se convertiría en uno de los boleristas más famosos de Cuba. Para muchos de los admiradores de Orlando Vallejo, va a ser una sorpresa escuchar estas, sus primeras grabaciones, guaracheando en Qué bobo es Juan, El berrinche de María y Mamá Belén (casi un guaguancó), montuneando en Estoy hecho tierra y usando su dulce voz en un lindo bolero de Ñico – que no sólo componía guarachas- Que humanidad y en otro de Humberto Suárez, Siempre te adoraré.

Otro excelente bolerista que no sabemos por qué no tuvo el reconocimiento internacional de otros cantantes cubanos, que realmente merecía, fué Jack Sagué. La trompeta, unida al grupo para esta época,

añade variedad y posibilidades al grupo. El próximo cantante que compartió con los Guaracheros fué una gloria de Cuba, el cantante que posiblemente haya participado en más agrupaciones musicales diferentes, siempre en plan de solista destacado desde los primeros sextetos soneros hasta sofisticados jazz bands; Alfredito Valdés.

En 1944 había llegado a La Habana un inquieto manzanillero, Félix Escobar “El Gallego”, trovador que había tocado con diversos grupos como el Trío Yara. A los Guaracheros se les presenta en 1950 un contrato para actuar en Tampa y Ñico le comenta al Gallego que necesita un bongosero para acompañar al trío; el Gallego se le ofrece pero en coordinación con Picolo y Macías aporta en vez de los bongoses un arma secreta además de su criolla y sabrosa primera voz. Hasta ese momento los cuartetos seguían la tradición iniciada por el Caney: tenían dos guitarras, una voz prima que tocaba maracas o claves y un bongosero que normalmente no cantaba pues al hacerlo podía “atravesarse” (perder el compás) con los bongoses. El Gallego usó en vez de bongoses unas pailas o timbales como los de las orquestas de danzones, pero más pequeñas, de manera que su sonido no opacase a los demás instrumentos. Y al mismo tiempo como se tocaban con palitos y de pié, podía cantar sin perder el compás gracias a su extraordinario sentido musical. El resultado era que sonaban diferente a cualquier cuarteto y se prestaba más para un repertorio bailable que incluyera otros géneros.

El viaje a Tampa fue un gran éxito. Los Guaracheros habían encontrado su sonido. De allí siguieron a Nueva York donde no pudieron trabajar por no estar inscritos en la Unión de Músicos. Pero algunas chambas se buscaron, entre ellas grabaciones en las que volvieron al estilo original de puros trovadores, simplemente dos maravillosas guitarras. Las maracas del Gallego y tres voces transidas de Cuba en temas clásicos de la trova cubana: Mujer perjura, Las perlas de tu boca y Frutas del Caney. Además, para lograr un sonido más equilibrado con las pailas, agregaron amplificación, eléctrica a sus guitarras. En los dos últimos números, Tres cositas nada más y Yereyé, está ya perfectamente establecido el estilo sandunguero de Los Guaracheros que lleva décadas en el favor del público: un suave fluir que se convierte a veces en golpe rítmico irresistible, para deleite de bailadores o simples oyentes.

El cuarteto siguió trabajando junto por bastante tiempo. Después de 1960, y estando en Venezuela, El Gallego, El Chino y Picolo deciden no regresar a Cuba, pero Ñico sí lo hace. Los Guaracheros de Oriente se quedan con el nombre, y hacen gira por Nueva York, Miami y Puerto Rico. En definitiva se quedan en este país, desarrollando una larga y fructífera carrera con muchas grabaciones, actuaciones y giras por los Estados Unidos y otros países. En 1996 fallece Macías (Camagüey, 1911 – San Juan, 12/30/1996) y Picolo (Sagua la Grande, 1919 – Miami12/6/02)decide retirarse; pero El Gallego(Manzanillo, 2/21/1923) reorganiza el grupo con músicos boricuas y sigue haciendo música casi hasta su muerte en San Juan,

 
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Publicado por en octubre 30, 2013 en Historias de Musica

 

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